Te fuiste Diego y nos dejaste con un sinsabor de tantas dimensiones como las que solo tú sabias mostrar en tu actuar cotidiano.
Imposible no acordarse de aquel partido en el mundial de México 86 contra Inglaterra. La presión era enorme, se convirtió en el locus de la revancha a la derrota argentina en la guerra de Las Malvinas de 1982. El honor de unos y otros en juego. Preciado bien masculino. La selección argentina tenía que demostrar su virilidad ya no en la gélida Isla Soledad sino en una cancha de futbol del Estadio Azteca de 105 x 68 mts., con uniforme deportivo y bajo reglas de juego claramente preestablecidas. Dicen que deportes colectivos como el futbol representan rituales de combate con reglas predefinidas. En el teatro de operaciones bélico, sin embargo, a la hora final no hay prácticamente reglas, por más que existan Convenciones de Ginebra y Derecho Internacional Humanitario. Durante el bestialismo de la guerra la misión es única: ganar a todo costo.

Y aquel día de junio del 82 solo serían 11 contra 11 hombres, gladiadores del balompié enfrentados, con un tiempo limitado de 90 minutos, extendible, que para ganar, requieren tan solo meter esa famosa esfera de cuero a la valla contraria, con los pies o cualquier parte del cuerpo, salvo brazos y manos. Pero Diego lo hizo, rompió todas las reglas y apeló a su picardía porteña metiendo el primero con la mano. Todo vale, solo años después lo reconocería. El segundo, su reivindicación futbolística, sería una cabalgata veloz de más de 50 metros con su zurda magistral, figura de gol. El llamado gol del siglo es, probablemente, el mejor gol de la historia del futbol. En fin, dos goles inolvidables. Con la afrenta y el honor nacional reparado por el 2-1, la selección argentina superó un duelo crítico que tuvo como resultado la gloria (que nos encanta tanto a los hombres): el segundo campeonato mundial de futbol México 1986. De esa gesta nacieron leyendas justificadoras como “la mano de Dios” e identidades insuperables: Maradona “el D10S”.

Tampoco olvidaré que el año anterior, en las eliminatorias, Perú estuvo a 9 minutos de ir al Mundial México 86 y frustrar nuevamente a Argentina (lo hicimos en la Bombonera en agosto del 69, también para Mexico). Íbamos ganando 2-1 en Buenos Aires y la albiceleste necesitaba al menos un empate. Jugábamos en el estadio de River ¾nunca le hemos ganado como locales en eliminatorias. Paradojas del destino, al minuto 81 con gol de Ricardo Gareca, Argentina empata e iría al mundial. La maldición del flaco Gareca fue no ir como jugador al mundial, pero sí como DT del equipo peruano regresándonos a un mundial después de 36 años, a Rusia 2018. Aquel 30 de junio del 85 el flaco nos aguó la fiesta a los peruanos. Y a mí en partida doble… recuerdo que mirando el partido de puro nervio le rogaba a mi viejo mirando al cielo que nos haga el milagro, él había partido traumáticamente días atrás. Acabado el partido mutis total, regreso a la situación anterior, frío húmedo de Lima, cielo panza de burro y la tristeza del luto.
En Lima días una semana antes, Perú le había ganado a Argentina 1-0 con una férrea marcación dede Luis Reyna a Maradona, fue una marcación al estilo de la NBA, mismo sticker, tocándolo, hostigándolo, no dejándolo respirar[1]. Esto fue magnificado recibiendo la total desaprobación de la prensa argentina y de Maradona[2]. Por más que el equipo peruano salió al estadio de River aquel 30 de junio con una bandera Argentina que leía en la franja blanca “Malvinas argentinas” no fuimos bien recibidos. Nos pifiaron y dijeron de todo, no bastaron los Mirage que les prestamos ni los exocet que hundieron buques de la Royal Navy. Una patada artera a los dos minutos de iniciado el partido en Buenos Aires de un tal Julián Camino, a quien bautizamos como “el carnicero”, bastó para lesionar a nuestro mejor artillero, Franco Navarro. La tarjeta amarilla les salió barata. Años después contaría Camino que “Era un partido de vencer o morir (…) pero que no hubo mala intención” [3]. Lucho Reina también haría su descargo: “Si lo tuviera que hacer de vuelta, me negaría. Para mí es una deshonra que me reconozcan solo por eso”. Así es el futbol….ganar, morir matando y honor, todo en juego.
Y como así es el futbol, la muerte del D10S abarcó los titulares de todos los medios, al menos de prensa hablada, escrita y televisiva. Acá los noticieros le dedicaron ediciones completas de hasta dos días. El lado humano y el lado deportivo, sus aciertos y sus yerros. Sus entrevistas, documentales, sus visitas al Perú. Ser exitoso y ser sufrido. El mejor, héroe, grande, víctima… pero no victimario.
Diego, genio del futbol, te fuiste un 25 de noviembre y los medios tuyos una vez más. Al día siguiente caí en cuenta que habíamos sufrido dos grandes pérdidas: la del D10S y la falta de conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
[1] Ver https://elcomercio.pe/deporte-total/seleccion-peruana-luis-reyna-vs-maradona-solo-once-faltas-para-controlar-al-d10s-del-futbol-noticia/
[2] Ver este relato de la prensa argentina https://www.clarin.com/deportes/diego-maradona-luis-reyna-marca-borra-tiempo-muchacho-hace-mal-futbol-_0_91u3kW3kh.html
[3] Ver https://elbocon.pe/futbol-peruano/julian-camino-el-carnicero-de-franco-navarro-en-1985-llego-a-lima-con-estudiantes-y-se-confiesa-a-el-bocon-17072/